
Autor: Tobias Leue
El aire viciado enferma: demasiado CO2, demasiado poco oxígeno
Cuando algo nos parece especialmente valioso y necesario, solemos destacar su importancia con la metáfora «como el aire para respirar». Pero lo realmente decisivo para nuestro bienestar es la cantidad de oxígeno en el aire que respiramos. En lugares cerrados donde permanecen varias personas al mismo tiempo, este oxígeno se consume rápidamente, al mismo tiempo que aumenta el CO2 que se espira. Esto sólo puede remediarse ventilando regularmente y de forma correcta: en el mejor de los casos, siguiendo la norma DIN.
Fuego y confort
Si cuando se usa una estufa de leña de hierro o cerámica no se procura la humedad del aire necesaria en la vivienda, las consecuencias se hacen notar. El aire seco del ambiente seca rápidamente nuestras mucosas. En los ojos y la nariz se siente un picor desagradable. Algunas personas sufren de repente irritaciones de piel y sarpullidos.
Para disfrutar del encanto de la lumbre sin efectos secundarios es imprescindible humidificar el ambiente tan pronto como empieza a arder el fuego. Coloque un cuenco con agua sobre la estufa o chimenea. El agua se evapora y proporciona al aire una agradable humedad. También puede proteger adicionalmente las mucosas y la piel bebiendo la suficiente cantidad de agua. Para ello recomendamos agua fresca y saludable, conservada con un cartucho SecoSan de Trotec.








